Un erizo de tierra o puerco espín en el Centro de Confinamiento de Especies del DRNA. (fotos por Marielisa Ortiz)

Por Marielisa Ortiz Berríos

Cada país o región posee especies autóctonas y propias de dichos lugares, acordes a su clima, extensión territorial o adaptación, entre otros factores. Sin embargo, muchas de estas especies, si son movidas de su lugar de origen, de forma accidental o intencionada, podrían ocasionar un grave daño al nuevo ecosistema.

El problema de las especies invasoras o exóticas es uno a nivel mundial. Todos los países, de una forma u otra, padecen este problema en sus regiones. No obstante, Puerto Rico, al ser una Isla de corta extensión territorial, el problema ocasiona consecuencias mayores, según indican los expertos.

Monos, ratas, mangostas, sapos, caimanes, iguanas verdes, peces leones, venados, tortugas, erizos de tierra, entre otros, son algunas de las especies que han sido introducidas a Puerto Rico, algunas logrando adaptarse satisfactoriamente.

Según explicó el sargento Ángel Atienza, del Cuerpo de Vigilantes del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), la moda actualmente en Puerto Rico son los erizos de tierra o puerco espines. “Lo más que nos está llegando últimamente, ahora se convirtió en moda y todo el mundo [lo] quiere tener”, dijo Atienza, refiriéndose a esta especie. Mencionó que “si hay oferta, hay demanda”. Indicó que es un animal que no debe causar grave daño al establecerse en la Isla, sin embargo, la Ley 241 de 1999 (Nueva Ley de Vida Silvestre), no lo permite. Además, es un animal de difícil manejo debido a sus espinas, no es doméstico ni seguro para los niños. El Sargento indicó que hay lugares donde se ha establecido y causado daño en los jardines, ya que se alimenta de gusanos que viven debajo de la tierra.

El experto en especies exóticas mencionó que han estado de moda las culebras, las aves y los gatos grandes (leones, pumas, panteras), entre otros. “Es peligrosísimo, tanto para el dueño, el vecino, como para el ecosistema”, recalcó Atienza, quien tiene a su cargo la Unidad de Vida Silvestre y el Centro de Confinamiento de Especies, localizado en el Bosque Estatal de Cambalache, entre Arecibo y Barceloneta.

El sargento Ángel Atienza, del Cuerpo de Vigilantes del DRNA, está a cargo del Centro de Confinamiento de Especies.

El sargento Atienza informó que con mucha probabilidad las especies que se están introduciendo actualmente están llegando por mar, a través de furgones de carga traídos en los barcos a los puertos o por embarcaciones privadas. Destacó que no se están detectando en los aeropuertos porque el control y la vigilancia son más fuertes. Mencionó un caso de una persona en Jayuya que llegó a tener un tigre, oso, leones, culebras y hasta un elefante africano adulto. Animales grandes como éstos, destacó, entran más fácil por mar. Actualmente el DRNA tiene vigilancia permanente en los aeropuertos, pero no en los puertos, aunque vislumbran conseguir también el acceso en estos lugares, para tener tres turnos de personal especializado y preparado.

En el aeropuerto Luis Muñoz Marín, en San Juan, el DRNA tiene dos turnos desde las 6:00 a.m. hasta las 10:00 p.m., mientras que en Ponce y en Aguadilla tienen vigilantes en un sólo turno. “Pero ahora conseguimos en carnet nuevo para que [más] vigilantes de la Unidad de Vida Silvestre puedan trabajar en el aeropuerto de ser necesario y con el carnet pueden entrar al avión, al área de carga. Antes era un personal limitado, ahora la tenemos más personas, como 15 vigilantes más”, anunció Atienza.

Problemas que pueden causar las especies exóticas

El empleado del DRNA expresó que las personas deben saber que las aves, legales o ilegales, pueden causar enfermedades, especialmente respiratorias. En el caso de los reptiles, lagartos y culebras, no tan sólo son enfermedades sino que pueden causar la muerte con un ataque.

Sobre las culebras explicó que por cada cuatro pies, debe haber una persona manejándola. Si sobrepasan los cuatro pies hasta los ocho pies, debe haber dos personas. En el caso de estos animales, su peligrosidad depende de su tamaño. Indicó que a Puerto Rico las más que llegan son las boas y pitones. Sin embargo, sí han llegado venenosas, como la cascabel, pero ésta nunca se ha encontrado suelta, sino en tránsito (aeropuertos) y en posesión de personas. Atienza mencionó que hace unos años trabajaron un caso de un hombre que tuvo que ser ingresado de emergencia al hospital ya que una cascabel de los Estados Unidos que tenía como mascota lo mordió. Debido a esto tuvo que mandar a traer un anti-veneno en cuestión de horas, gestión que le costó $18 mil, ya que tuvo que fletar un avión.

Sobre la peligrosidad de los gatos grandes, como los pumas, leones y jaguares, éstos simplemente atacan y pueden matar una persona.

El último cocodrilo incautado por el DRNA, hace siete años.

Esfuerzos para el control de especies exóticas

Varias de las especies exóticas introducidas en Puerto Rico han logrado adaptarse y reproducirse satisfactoriamente en la vida silvestre. Algunas de éstas son los monos patas y rhesus, las iguanas verdes (conocidas como gallinas de palo), los caimanes, el sapo común, el caracol euglandina, entre otros. Acorde al Reglamento #6765 (Reglamento para Regir la Conservación y el Manejo de la Vida Silvestre, las Especies Exóticas y la Caza en el Estado Libre Asociado de Puerto Rico), estas especies y las demás incluidas, consideradas dañinas, en el Apéndice 2A podrán ser entrampas y destruidas durante todo el año. No obstante, una orden administrativa excluye a los monos patas de este grupo de especies, debido a la existencia del proyecto para el control de los monos en el suroeste de Puerto Rico (específicamente Lajas y Cabo Rojo).

Según informes del DRNA, los monos en Puerto Rico afectan los cultivos de los agricultores. Los monos rhesus y patas son capaces de morder y arañar. Además, pueden ser portadores de un virus herpes B y otros patógenos que serían letales para el ser humano. En Puerto Rico hay una población de monos patas en el área suroeste, mientras que en el este hay una población de monos rhesus. También, en una zona de mogotes de Toa Baja, hay un grupo de monos ardillas.

A través de este proyecto de erradicación, el DRNA se ha dado a la tarea de capturar estos monos (con énfasis en los del área sur que es donde está la población más grande) y buscarle hogar fuera de Puerto Rico, exportándolos a zoológicos mayormente en los Estados Unidos. Sin embargo, no todos estos animales corren la misma suerte, ya que el Departamento no tiene espacio para todos los que son atrapados y algunos “los ponen a dormir”, explicó Atienza, al añadir que ya se han atrapado más de 1,100 monos. El pasado mes de octubre [2010], el secretario de Recursos Naturales, Daniel Galán Kercadó, anunció que la población se ha reducido en un 75% en menos de dos años.

Otra especie que se ha instalado en Puerto Rico es el caimán. A pesar que en la Isla nunca se ha reportado un ataque de caimán a alguna persona, el sargento Atienza recomendó no bañarse en un río donde se tenga conocimiento que haya caimanes. Informó además que a cierta distancia, es difícil reconocer un caimán de un cocodrilo, por lo que exhortó a las personas tener mucha precaución. Sin embargo, recordó, el último cocodrilo incautado en Puerto Rico fue hace siete años, y en posesión de una persona, no en la vida silvestre. Destacó que los cocodrilos son agresivos, más los caimanes no, a no ser que las personas intenten tocar el animal o su nido. En cambio, éstos sí son portadores de enfermedades.

Atienza mencionó que los caimanes están en Puerto Rico desde los años 70. “Hay ríos que puede haber uno, hay ríos que puede que no haya ninguno, hay ríos que puede haber una población grande, pero en toda la isla están dispersos, hemos cogido en todos los pueblos”, contó, al añadir que donde más se encuentran es en el área de Vega Baja, específicamente en la Laguna Tortuguero, en los ríos de Ciales y en el área de Levittown.

Los monos rhesus (en la foto), al igual que los patas, son capaces de morder y arañar.

La Unidad de Vida Silvestre recibe casi a diario llamadas de monos realengos, culebras dentro de las casas, gallinas de palo, animales nativos heridos y tienen que salir a inspeccionar y ayudar al público. También monitorean las tiendas de mascotas, actividades donde se otorgan permisos para exhibir animales, ofrecen charlas educativas y le brindan mantenimiento y cuidado a las especies incautadas y que se encuentran en el Centro de Confinamiento de Especies.

La posesión de alguna especie ilegal en Puerto Rico conlleva una multa acorde al costo del animal, según la Ley 241 y su Reglamento #6765. Para recibir ayuda del Cuerpo de Vigilantes o reportar el avistamiento de una especie peligrosa favor comunicarse a las oficinas centrales al 787-724-5700.

Este artículo fue publicado originalmente en la edición de enero-febrero de 2011.