Por Eliván Martínez Mercado
Centro de Periodismo Investigativo
Si al gobernador le han picado los mosquitos, ya debe saber por qué la aspersión aérea con el veneno Naled no es la más efectiva para controlar el insecto.
El Aedes aegypti se comporta como una mascota. Persigue a los humanos a todas partes. Lo encuentras frecuentemente alojado bajo la cama, en el ropero, tras el sofá, en el baño… La sangre humana es el plato favorito de la hembra, pues la necesita para producir huevos. Después de hincharse de sangre, reposa dos o tres días dentro de las casas y sale al patio a poner en tiestos, gomas de carro y hasta en pozos sépticos.
Pensar que la fumigación aérea con Naled es la manera más efectiva para controlar el mosquito adulto, vector del zika, el dengue y el chikungunya, es tener fe en la tonta estrategia del general que manda a la aviación a soltar bombas en la espesura de la selva mientras el enemigo se refugia en túneles subterráneos muerto de la risa.
El gobernador Alejandro García Padilla acaba de anunciar que no usará el Naled para controlar el mosquito adulto, sino Bacillus thuringiensis israelensis, o Bti, para eliminar las larvas. Ahora las autoridades tienen que explicar cuál es su efectividad para que la aspersión aérea sea efectiva controlando larvas que viven en cavidades y hasta en pozos sépticos.
La discusión pública sobre la necesidad de controlar el mosquito había recaído en estos días en el uso de Naled como método “recomendado” por las autoridades federales, así como en la supuesta urgencia de evitar que mujeres embarazadas y contagiadas con el virus tengan niños con microcefalia (las autoridades no han suministrado datos científicos que sustenten esa relación). Pero el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y el gobierno de Puerto Rico cuentan con décadas de experiencia controlando el Aedes aegypti adulto de una manera más efectiva que la aspersión aérea, porque consideran su naturaleza de “animal doméstico”.
“Lo más efectivo es meterse con asperjador manual dentro de la casas. Si lo haces remotamente, ya sea desde camiones o desde el aire, va a ser más difícil matar el mosquito”, explicó el doctor Roberto Barrera, entomólogo del CDC. “Lo que hace diferente al Aedes aegypti de los demás insectos es su asociación con los humanos. Su supervivencia es inherente a nosotros. Las personas le damos todo lo que necesitan. Le damos sangre, refugio y recipientes donde criarse”.
El Departamento de Salud y el CDC no han enfocado en controlar el mosquito adulto fumigando dentro de los hogares y aplicando larvicidas en los patios de forma manual, como se hizo antes. Si el método ya no funciona porque los mosquitos se han hecho resistentes al veneno, hay que buscar otras maneras. Hay mentes que aún viven bajo la lógica de la Guerra Fría y todavía subestiman a Cuba, pero el gobierno cubano mantiene una campaña en la que el ejército asedia al mosquito con fumigaciones casa por casa.
El gobierno de Puerto Rico ni el federal han logrado ponerse de acuerdo para controlar el grave problema de neumáticos usados que se amontonan alrededor de toda la Isla. En esas gomas puede haber huevos que tienen la capacidad de sobrevivir la sequía hasta por un año y, luego de una llovizna, estallan en las larvas que crecerán hasta convertirse en adulto.
El doctor Barrera del CDC, además, ha desarrollado durante cuatro años una trampa que parece capaz de reducir más del 80% de la población de mosquitos sin dañar el ambiente, según sus observaciones. Se trata de una paila de cinco galones a la que se le coloca un poco de heno que, al descomponerse, emite un olor que atrae mosquitos. Cuando las hembras entraran por un tubo, se quedan adheridas a un pegamento y mueren sin poner los huevos. El objetivo del invento es no usar ningún tipo de pesticida, puesto que los mosquitos crean resistencia a estos venenos y luego es más difícil controlarlos. Este sistema aún no está disponible en el mercado.
En nuestro terrible sistema de pensamiento colonial, algunos consideran que las ciencias naturales están divorciadas de los procesos políticos y de los intereses económicos de la metrópoli. La insistencia de la entidad federal para que se use el Naled, así como el mal manejo al permitir la importación de un cargamento del veneno a espaldas del gobierno de Puerto Rico y las leyes locales, abonan a la suspicacia que existe ante un Estados Unidos que ha empleado la ciencia para su dominio colonial. Desde la llegada de las expediciones científicas tras la invasión estadounidense, que buscaban hacer un gran inventario científico para reconocer el botín que Washington acababa de obtener al ganar a Puerto Rico en la Guerra Hispanoamericana, pasando por las aspersiones aéreas del Agente Naranja a lo largo y ancho de la Isla en los años 50 y 60, y que luego usó Estados Unidos para pelar las selvas durante la guerra de Indochina.
El anuncio del gobernador de que no usará Naled no sólo responde a la presión que creó el reclamo de sus constituyentes y de gran parte de la comunidad científica independiente, sino a la necesidad de tomar medidas más eficientes y probadas por la experiencia científica.
Este artículo fue publicado originalmente en la página del Centro de Periodismo Investigativo.