Por Marcos Pérez Ramírez / Para la Naturaleza

Investigarlos no es tarea fácil. En ocasiones se ven a simple vista luego de caer un aguacero o una vez aparece el rocío mañanero, pero el estudio de los hongos requiere maña, paciencia y conocimiento. Hay que saber dónde buscarlos, seguir las pistas del clima, el suelo, troncos, hojas o la materia orgánica que delatan su presencia.

Tal fue el caso de los biólogos expertos y voluntarios participantes del BioBlitz 2016 en el Área Natural Protegida Cañón San Cristóbal, quienes hicieron tres descubrimientos muy reveladores durante el pasado mes de mayo.

BioBlitz es una celebración de biodiversidad organizada por National Geographic Society y el Servicio de Parques Nacionales, quienes sumaron esfuerzos con Para La Naturaleza, con el fin de reclutar voluntarios, científicos, estudiantes y miembros de la comunidad que trabajarán juntos para encontrar e identificar la mayor cantidad de especies de plantas, animales, microbios, hongos y otros organismos en áreas geográficas específicas.

Voluntaria del Bio Blitz (suministrada por Para la Naturaleza)

Voluntaria del Bio Blitz 2016 observando un hongo. (suministrada por Para la Naturaleza)

Entre los hallazgos están el hongo Aecidium farameae, registrado por primera vez en Puerto Rico. Las consecuencias de la presencia de esta especie hay que tomarlas en consideración como aportación al conocimiento del manejo de las áreas naturales protegidas, tal como lo es el Cañón San Cristóbal.

“El hongo parasitario de plantas (Aecidium faramaeae) que encontramos en el BioBlitz es un tipo de hongo de la roya que no se había encontrado antes en Puerto Rico, aunque hay registros previos en la República Dominicana y Cuba. Muchos de estos hongos que le causan enfermedades a las plantas fueron introducidos de manera accidental a través del comercio agrícola, como las plantas del llamado ‘café falso’. Y aunque hay algunas especies que son parte de las actividades comerciales de la horticultura, éstas no son tan comunes, por lo que seguramente este hongo de la roya llegó a Puerto Rico de manera natural”, explica la doctora Deborah J. Lodge, investigadora y experta en micología del Servicio de Recursos Naturales del Departamento de Agricultura de Estados Unidos.

Según la doctora Lodge, este tipo de hongo actúa como parásito de plantas específicas, como las de la especie Famamea, entre las que está el ‘café falso’ (Faramea occidentalis). Esta planta huésped es de la misma familia que el café real, razón que preocupó en un principio a los investigadores ya que pudiera afectar las cosechas, pero luego confirmaron que no es una amenaza.

¿Habrá incidido el cambio climático en la llegada de estos hongos a Puerto Rico?

Para la doctora Lodge, “es poco probable que el cambio climático haya incidido en la llegada de estos hongos a Puerto Rico. Sin embargo, sabemos que las diferencias climáticas locales sí inciden en cuán severas son las enfermedades que afectan a las plantas. En Panamá, por ejemplo, sabemos que este hongo afecta a las poblaciones de las plantas huéspedes, causándoles epifitias (epidemias, pero en las plantas) que provocan fluctuaciones en la densidad poblacional de éstas”.

Asimismo, se registró por primera vez un hongo que se creía exclusivo de Guatopo, región del Guárico en Venezuela, llamado Lepiota guatopensis. El tercer hallazgo fue el del hongo Hygroaster nodulisporus que hasta el momento sólo se había registrado en el Bosque Nacional del Caribe, El Yunque.

“La actividad de BioBlitz fue una excelente oportunidad para incrementar el conocimiento de la diversidad biológica en las áreas naturales que maneja Para la Naturaleza. La amenaza de especies introducidas e invasivas en las áreas protegidas del mundo es una realidad. El monitoreo a largo plazo y el manejo adaptativo nos permite conocer de nuevas amenazas, para entonces establecer las mejores prácticas en el manejo de nuestros espacios protegidos. Es necesario monitorear el hongo (introducido) y sus efectos en la flora para encaminar las mejores prácticas en el manejo de la especie. Actualmente desarrollamos un programa de monitoreo, manejo y erradicación de especies invasivas”, dijo Omar Monzón, Oficial de Estudios de Campo de Áreas Naturales Protegidas de Para la Naturaleza.

Para más información sobre el hallazgo acceda a www.paralanaturaleza.org.

¿Qué son los hongos?

Los hongos son seres vivos que no pueden aprovechar la energía de la luz como las plantas (Metafitas) y algunos Protistas y Moneras que disponen de clorofila. Están obligados a obtener los materiales necesarios y la energía de otra materia orgánica, es decir, de plantas o animales, vivos o muertos. Los hongos están constituidos por células, la mayoría alargadas y formando filamentos, como hilos de algodón, que se conocen como hifas y solo visibles si son examinadas a través de un microscopio. Los hifas se desarrollan entre las células de plantas o animales (o entre sus restos)  y se multiplican llegando a veces a hacerse visibles a simple vista como una masa algodonosa, lo que comúnmente llamamos “moho”.

¿Cómo se alimentan?

Los hongos no tienen verdaderas raíces como las plantas, ni boca como los animales por lo que su alimentación es muy particular. Sus células segregan sustancias y encimas, similares a las de nuestro estómago, que descomponen la materia orgánica que rodea, volviéndose así blanda y oscura, se pudre, y suelta finas partículas alimenticias que son las que absorben directamente las hifas o células del hongo.

¿Cómo se reproducen?

Los hongos pueden reproducirse sexualmente, pero también asexualmente. Cuando las condiciones ambientales son favorables, hay humedad, buena temperatura y abundante materia orgánica para alimentarse, los hongos se reproducen asexualmente mediante pequeñas porciones del micelio que se desprenden y son arrastrados por el viento, los animales o el agua hasta otro lugar donde vuelven a crecer y originar un nuevo micelio y hongo. A veces en vez de trozos de micelio son simples esporas asexuales, un polvillo, que produce el micelio el que se desprende y luego germina dando nuevos hongos.

Fuente: Sociedad de Ciencias Naturales Gorosti, Navarra, España.