La conciencia ambiental se desarrolla desde que somos pequeños, pero en gran medida depende del aporte que hacen nuestros padres a esa cultura. Así también, los maestros de escuela elemental juegan un papel bien importante en ese proceso de enseñanza. Desde niña tuve un interés especial por la protección del medio ambiente. Mis padres fueron baluartes en esa etapa de aprendizaje, ya que fueron modelos para nosotros sus hijos. Ellos nos enseñaron a amar la naturaleza, a cuidarla y respetarla.
Cuando logramos ese amor y admiración por la Madre Tierra, nuestro comportamiento hacia el medio ambiente será uno de cuidado y civismo. No solo llegamos a admirar la naturaleza, sino que la cuidaremos y no permitiremos su destrucción. En esta época que vivimos se hace más imperante sembrar esa semilla en nuestros hijos, desde que son muy pequeños. Nos sorprenderá conocer las capacidades que tienen de aprendizaje y absorción de la información, y actuarán de forma natural. Gracias a tantos medios de comunicación y la tecnología, recibimos un caudal de información día a día, que nos mueve al consumismo y la compra desmedida. Acostumbramos comprar cosas que no nos hacen falta, con mucho empaque y que al fin y al cabo terminan en el zafacón en corto tiempo. Por ahí es que debemos empezar: a reducir nuestro consumo exagerado y a comenzar a reutilizar esos materiales o bienes que tenemos en nuestras casas o que recibimos de segundas manos.
Reciclar es el proceso por el que pasa un producto para convertirse en uno nuevo utilizando la misma materia.
Si aún así hemos tenido que adquirir un equipo o material, y no lo podemos reusar, promovamos el reciclaje en nuestras casas y comunidades. Podemos reciclar desde papel y cartón, hasta plástico, aluminio y cristal. En mi casa llenamos todas las semanas un zafacón lleno hasta el tope de materiales que luego se convertirán en un nuevo producto y que no llegarán a los vertederos del país (donde ya no cabe nada más). Este proceso de reducción, reutilización y reciclaje se le conoce últimamente como «basura cero», una práctica que persigue reducir al máximo los desechos que generamos en nuestros hogares.
Nosotros como padres somos los modelos de nuestros hijos. Si ellos ven que amamos la naturaleza y la protegemos, desde luego que ellos harán lo mismo. Es muy triste ver adultos arrojando basura a la calle, como si tal cosa, con niños al lado, observando. Luego los niños harán lo mismo de una manera natural.
Fomentemos en nuestros hijos el amor por la tierra, los recursos naturales y el ambiente, y formaremos unos seres humanos con una gran sensibilidad y respeto hacia sí mismos y todo lo que les rodea.
¡Reduce, reúsa y recicla!
3R y basura cero:
1- reducir – Reducir es minimizar la cantidad de cosas, equipos y materiales que compramos. De igual forma, tratar de comprar productos con menos empaque o envolturas o que su contenido sea mayor y que dure más tiempo antes de necesitar adquirir otro.
2- reutilizar – Reutilizar es encontrarle un nuevo uso a un producto o empaque, que le alargue su vida útil y no tenga que ser reciclado o botado a la basura. También puede ser donar el producto a otra persona que le pueda sacar más provecho.
3- reciclar – Reciclar es el proceso por el que pasa un producto para convertirse en un nuevo producto utilizando la misma materia. Para eso se requiere separar los materiales reciclables en nuestra casa (papel, aluminio, cartón, cristal, plástico, foam, entre otros), limpiarlos y llevarlos a un centro de acopio o esperar al recogido en las casas, en los lugares donde está disponible. Esta práctica reduce en gran medida la cantidad de basura que se lleva al vertedero o sistemas de relleno sanitario.
4- compost – El compost, o composta, es un material orgánico que sirve como abono para las plantas. Se hace separando en un lugar especial donde se arrojarán los residuos vegetales de la cocina (no carnes), cáscaras de frutas y vegetales, cáscaras de huevos trituradas, grama que es cortada de los patios, ramas pequeñas, borra de café, papel de periódico, entre otros y dejándolo por un tiempo razonable para su proceso de curación.
Podemos reciclar desde papel y cartón, hasta plástico, aluminio y cristal.
