La secretaria del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), Carmen Guerrero Pérez, y el presidente del Comité Pro Desarrollo de Maunabo, Pedro Torres, inauguraron el 22 de enero de 2015 el primer sistema de veredas en una reserva natural de Puerto Rico adaptado para ser recorrido por ciegos, y que a la misma sirve a sordos y personas con impedimento de movimiento.
Las cuatro veredas que atraviesan la Reserva Natural Humedal Punta Tuna fueron ensanchadas y además cuentan con letreros educativos cuya información está comprimida en el generador de códigos QR, que con la aplicación especial de lectura y audio de un teléfono celular puede ser escuchada por las personas ciegas. Los visitantes que no tengan teléfono celular podrán usar una de las cinco grabadoras que la agencia adquirió.
Para preparar presentaciones en braille se compró una computadora laptop y una impresora diseñada para ese sistema de lenguaje.
A lo largo de las veredas se colocaron 29 postes que alertan a los invidentes que no deben pasar. Esto evita que se descarrilen o entren en zona de humedal.
Asimismo, las personas que tengan limitación al moverse podrán usar las sillas de ruedas especiales para el tipo de terreno que tiene esta reserva natural. Personal de la Oficina del Procurador del Impedido (OPI) ayudó en el proceso de adaptación de la reserva.
“Con este proyecto el DRNA reafirma su compromiso de que los espacios naturales existen para que sean descubiertos y disfrutados por todas las personas sin importar impedimentos o condiciones. La iniciativa es novedosa en Puerto Rico y es inclusiva; ya que fomenta pasear y percibir—de forma diferente—un espacio natural. Y es que aprender es una de las funciones más importantes del ser humano que se optimiza cuando las personas están estimuladas; y nada como la naturaleza para inspirar a las personas sin importar su condición”, manifestó Guerrero Pérez.
Para apreciar una reserva, los ciegos se valen de sus otros sentidos: el tacto, olfato, audición y en ocasiones el gusto. Se concentran en los aromas, sonidos y sensaciones al pisar. El esfuerzo mental es esencial para que los ciegos puedan crear percibir el paisaje que un vidente les describe.
“Los ciegos podrán tener una hoja de cayur en sus manos y sentir su textura, y podrán escuchar el sonido y dirección del viento a través de las palmas. Los intérpretes podrán enriquecer la experiencia al identificar las aves por su sonido y explicarles si el mar está embravecido o sereno”, detalló la titular.
La planificadora mencionó que la inversión total en el desarrollo de esta iniciativa fue de $40 mil con fondos federales que procuró el Programa para el Manejo de Zona Costanera en Puerto Rico DRNA a través de una propuesta aprobada por la Administración Nacional Oceanográfica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés).
Por su parte, el doctor Torres indicó que “el Comité Pro Desarrollo de Maunabo se siente complacido por el trabajo que se realiza en la reserva y por el compromiso demostrado por la secretaria del Departamento que le dio continuidad a los proyectos”.
“Con este proyecto se le hace justicia a las personas ciegas y con otros impedimentos—que son un segmento importante de nuestra sociedad—porque democratiza, abre y amplía las oportunidades para que puedan disfrutar de la reserva. Una vez más la Reserva Punta Tuna se convierte en paradigma”, destacó el presidente del Comité Pro Desarrollo de Maunabo, grupo que desde 2008 comaneja junto al DRNA los terrenos de la reserva.
La organización de base comunitaria se fundó en 1996 para proteger el humedal Punta Tuna y los sistemas costeros adyacentes del pueblo de Maunabo. La designación de la Reserva Humedal Punta Tuna ocurrió en el año 2000.