Por Marielisa Ortiz Berríos
Las aves son unos de los animales más hermosos que existen. Sus colores, plumaje, vuelo y melodías hacen que cualquier ser humano voltee la mirada para verlas. Digo, cualquier ser humano que aprecie la naturaleza y la sencillez de la creación.
Admiro mucho las aves. Me encanta observarlas y escuchar sus trinos desde mi casa. Cabe destacar que tengo varios arbolitos y plantas que propician la llegada de estas, como los zumbadores, pitirres, ruiseñores, changos, reinitas, gorriones, zorzales patirrojos, entre otros. También he observado cerca un turpial y por épocas se escuchan querequequés.
Ese aprecio por los plumados se lo he transmitido a mi hijo de manera natural. Él ha demostrado a su corta edad (cinco años) que también las admira y ha aprendido a reconocerlas, tanto por su físico como por su canto. ¿Cómo comencé a enseñarle sus nombres y a reconocerlas? Hace unos años recibí un libro, titulado Las Aves de Puerto Rico para Niños, que incluye las especies más comunes en Puerto Rico, fotos y explicaciones sencillas dirigidas a los más pequeños. Cuando todavía no sabía leer, mi niño comenzó a ir página por página para ver las fotos mientras me preguntaba el nombre de cada ave. Este patrón se fue repitiendo prácticamente todos los días hasta que un buen día se las aprendió todas.
Como noté que le encantaban las aves y aprendió rápido, le compré un devedé sobre las aves de Puerto Rico, que incluye sus trinos y más especies de aves. El «vídeo de los pajaritos», como él le llama, lo vio tantas y tantas veces que perdí la cuenta, pero le ayudó muchísimo a seguirlas conociendo y a reconocerlas por sus cantos. Estos dos recursos los recomiendo muchísimo para los padres que desean enseñarle a sus hijos pequeños a conocer las aves de Puerto Rico, a apreciarlas y admirarlas. También, como tercer recurso, utilizo unas tarjetas de identificación de aves terrestres, marinas y de humedales.
Nunca debemos subestimar las capacidades de aprendizaje de los niños. Ellos son una esponja. Aprenden de manera natural y muy rápido. De una vez, uno también aprende en el proceso. Sin darnos cuenta, le estamos dando un gran regalo de vida al poder conocer por sus nombres y cantos a estos animales silvestres que nos acompañan día a día y nos regalan sus hermosas melodías mañana, tarde y noche. ¡Salgamos a observar aves!
Publicado originalmente en el blog Aprendemos en familia.
Foto destacada: reinita mariposera, por Gabriel Lugo