Con el propósito de fomentar la conciencia pública sobre la desertificación y la sequía en el mundo, en 1994 la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 17 de junio como el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía (resolución 49/115 ). De igual forma, se puso en acción la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD) en aquellos países afectados ya sea por graves sequías, por desertificación, o por ambas, en particular en África. El país de Senegal será la sede oficial de este evento mundial, con el lema «Los bosques mantienen activas las tierras secas«.
En el año Año Internacional de los Bosques la ONU declara que «mientras que todos conocen los bosques tropicales y subtropicales, quizás no conozcan los bosques de las zonas áridas que cubren el 18% de las mismas. Los bosques son fundamentales para erradicar la pobreza en las zonas áridas y son también el primer paso hacia recuperación de las tierras secas y protegerlas de la desertificación y la sequía. Los bosques secos también son importantes santuarios de la biodiversidad y los ecosistemas proporcionan bienes como combustible, madera para construcción, medicamentos y hierbas. Los bosques secos son un amortiguador frente a la sequía y la desertificación y una medida de proteccion para los pobres».
Por su parte, el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, indicó en su mensaje de este día que «las poblaciones que habitan las tierras áridas, que ocupan más del 40% de la superficie terrestre del planeta, se cuentan entre las más pobres del mundo y las más vulnerables frente al hambre, pues a menudo dependen de tierras degradadas en las que la productividad ha caído por debajo de los niveles de subsistencia. En los esfuerzos mundiales para lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio, debemos prestar una especial atención a los desafíos que afrontan estos mil millones de hombres, mujeres y niños olvidados».
«La gestión, la conservación y el desarrollo sostenible de los bosques secos son esenciales en la lucha contra la desertificación. El reverdecimiento en curso del Sahel y otros ejemplos exitosos en todo el mundo demuestran que las tierras degradadas pueden recuperarse para la agrosilvicultura y otras prácticas sostenibles. Es preciso que aumentemos la envergadura de estas intervenciones y demos amplia difusión a sus resultados», dijo también Ki-moon.