Por Diana Ramos Gutiérrez/Revista Atabey
22 de septiembre – Día Mundial Sin Autos. Una iniciativa que busca reflexionar sobre el impacto en el medio ambiente y en nuestras ciudades, así como la contaminación que produce el automóvil, buscando a la vez propiciar el uso de medios alternativos de movilidad.
Históricamente la celebración comenzó a gestarse desde la década de 1970, en especial a partir de la crisis petrolera de 1973 que, casi por vez primera en la historia, reveló las contrariedades de un estilo de vida basado energéticamente en los combustibles fósiles. Más tarde, ya en los años 90, diversas ciudades comenzaron a implementar el Día Sin Automóvil como una iniciativa pública, destacando especialmente los casos de Reykjavik (Islandia), La Rochelle (Francia) y Bath (Reino Unido). Para el año 2000, la Comisión Europea retomó esta intención y la hizo válida para todos los miembros de la Unión, extendiéndola en tiempo y convirtiéndola en la “Semana de la movilidad”.
Cabe destacar que en las ciudades colombianas de Bogotá y Medellín incluso existe una prohibición legal para usar el automóvil en este día. Este año París se une a la prohibición del auto por este día y países de América Latina como México, Costa Rica, Perú, Chile y Paraguay llevan a cabo acciones y campañas conmemorando la fecha. Más de 1,500 ciudades en el mundo celebran el Día Mundial Sin Autos.
Apoyando otras posibilidades de transporte que no sea el automóvil, ya sea los medios de transporte público o colectivo, la bicicleta, o simplemente el disfrutar de caminar, se busca concientizar sobre la posibilidad de utilizar transportes más sustentables que den un respiro a nuestras ciudades saturadas con la contaminación que produce el exceso de autos y la sobrepoblación de las carreteras, así como la necesaria toma de conciencia del uso responsable de este recurso.
Este año en Puerto Rico la organización estudiantil “Ride a Bike” del Recinto Universitario de Mayagüez invita a ser partícipes de este día promoviendo el uso de la bicicleta «como medio de transporte alternativo para reducir la congestión vehicular, contribuir positivamente al ambiente y mejorar la calidad de vida de toda la comunidad. Realizamos actividades para educar a la comunidad universitaria sobre los beneficios de utilizar la bicicleta como medio de transporte, recreación y estilo de vida, llevamos a cabo estudios y encuestas sobre transportación que permitan dilucidar información útil para la investigación, la planificación y el desarrollo; e intercedemos por una infraestructura que facilite y promueva el uso de la bicicleta» indica la misión de esta organización perteneciente a Campus Verde, una iniciativa que une las organizaciones estudiantiles ambientales en el Recinto Universitario de Mayagüez y que busca crear conciencia acerca de «la importancia de vivir en armonía con el planeta».
Campus Verde a través de sus organizaciones estudiantiles, presenta e implementa medidas que van desde la siembra de árboles, limpieza de playas, cineforos, conferencias, conciertos, adiestramientos y talleres a la comunidad. La mayoría de estas medidas están enfocadas en mejorar la salud y en promover la sustentabilidad del planeta y del país. Como parte de sus esfuerzos, los estudiantes han creado una serie de materiales educativos disponibles en línea, entre ellos una guía para «Eco-Vivir» o vivir verdemente, cambiando patrones de consumo y buscando «alternativas más verdes, éticas y naturales a cada servicio y producto que puedas imaginar. Es comprar más sabiamente, consumir menos, desperdiciar menos, pensar acerca de las consecuencias de nuestras compras. Es reducir nuestro impacto en el planeta y en el ambiente. Tomar decisiones que son mejores para nosotros, mejores para el ambiente y mejores para todos los habitantes del globo» indica la página web que comunica las iniciativas de estos colectivos.
Este 22 de septiembre la invitación es a dejar el auto y con ello abrir la posibilidad a desplazarse y experimentar cómo serían nuestros pueblos y ciudades si muchas más personas eligieran medios de transporte más sustentables. Ciudades donde los autos no sean la prioridad y los protagonistas, sino las personas que las habitan, en armonía con su entorno.