Por Cristina D. Olán Martínez

El pez dorado posee un gran valor para la pesca comercial, deportiva y recreativa. Mahi mahi, nombre hawaiano que significa “muy fuerte,” hace honor a las características de este pez. Tanto para pescadores comerciales como para recreativos, el dorado figura entre las especies más preciadas. Su sabor, su carne blanca, su versatilidad al cocinar y su buen balance entre proteínas y grasa—es bajo en calorías, tiene muchas proteínas y poca grasa—le han permitido ostentar un sitial privilegiado en nuestras mesas y en los restaurantes. Para los recreativos, la pelea que ofrece esta especie de aguas oceánicas no tiene precio. Los dorados, además de fuertes, son rápidos y acrobáticos. Los azules y verdes brillantes, y el color amarillo-dorado en sus costados, por supuesto, destellan sobre el mar mientras el pez ofrece un espectáculo de belleza y poder.

Al igual que para muchas especies que forman parte de las vidas de los pescadores y de la alimentación de muchas otras personas, resulta necesario conocer más acerca del dorado y tener la mejor información posible para su manejo y conservación.

Pez dorado

Pez dorado

Wessley Merten, estudiante graduado del Departamento de Ciencias Marinas de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez, se encuentra estudiando el pez dorado a través de su proyecto Investigando los movimientos regionales y estacionales y el comportamiento en la columna de agua de los peces dorado alrededor de Puerto Rico y el Centro Oeste del Atlántico. Este proyecto es uno de los componentes de la tesis de Merten y tiene como objetivo el estudio de: los patrones de movimiento, el comportamiento, los hábitats esenciales, la estructura de la población y la biología del pez dorado, particularmente en las zonas del Caribe y del Noroeste del Océano Atlántico.

“El Proyecto de Investigación del Dorado en Puerto Rico es la versión caribeña del Programa de Investigación del Dorado establecido en Carolina del Sur. Don Hammond, el director del programa en Carolina del Sur, está trabajando estrechamente conmigo para establecer un programa de etiquetaje y liberación en Puerto Rico y alrededor Caribe,” comentó Merten.

Se necesita la colaboración de los pescadores, tanto comerciales, como recreativos y deportivos. Ellos son quienes, mediante la pesca, el etiquetaje y la liberación de los peces, ayudan a recopilar información de los peces y a poder establecer patrones de movimiento. A través de este proyecto, se les exhorta a los pescadores a marcar y liberar los dorados pequeños, aquellos que midan menos de 32 pulgadas o pesen 10 libras o menos.

La etiqueta—comúnmente conocida como tag—para los dorados es un aditamento que se coloca en la piel del pez. Esta etiqueta tiene una numeración que permite identificar el pez en el momento en que se le recaptura. Además, la etiqueta posee el nombre del proyecto y el número de teléfono al cual llamar, o dirección de email a la que pueden escribir, para reportar la captura del pez etiquetado.

Etiquetar los peces conlleva una serie de pasos. Primero, los pescadores deben capturar el pez, preferiblemente con un anzuelo número 7, el cual posee una forma circular y es menos dañino para el pez que otros tipos de anzuelo. Luego, deben colocarlo a un lado en el bote y verificar si el pez está saludable. Deben revisar que no esté enganchado por las vísceras, un ojo o las agallas. Una vez, se lleve a cabo este paso se trae el pez abordo. El mismo debe ser colocado, preferiblemente, sobre un colchón o cojín suave.

Aníbal Santiago, miembro del equipo de trabajo del Departamento de Ciencias Marinas, capturando un dorado para etiquetarlo.

Aníbal Santiago, miembro del equipo de trabajo del Departamento de Ciencias Marinas, capturando un dorado para etiquetarlo.

Después, mientras un pescador remueve el anzuelo, el otro coloca la etiqueta en la musculatura dorsal posterior a la cabeza del pez, en un ángulo de 45 grados. La etiqueta debe ser colocada mirando hacia la cola. Una vez colocada la etiqueta, los pescadores deben tomar la medida del largo de horquilla y devolver el pez al agua. Al final, cuando el pez esté etiquetado, debe ser devuelto al agua y los pescadores deben registrar la siguiente información en la tarjeta que acompaña la etiqueta utilizada: el largo del pez, el día, la hora y el lugar donde fue capturado (la localización puede buscarse mediante el uso de un GPS), la presencia de sargazo en el área, la actividad de aves en la zona y la temperatura, entre otros datos.

“Cuando un pescador marca (etiqueta) un dorado, debe también registrar la localización geográfica donde lo encontró, la fecha, la hora, el largo de horquilla, los nombres de los pescadores y del capitán de la embarcación, la presencia de sargazo en el agua y, si es posible, la temperatura, la profundidad y otras observaciones tales como actividad de aves en el lugar y la presencia de basura en el área. Una vez ha etiquetado el pez, lo ha devuelto al agua y tiene los datos, el pescador debe reportar el pez que capturó y marcó tan pronto como sea posible y ofrecer los datos recopilados”, explicó Merten.

A través de este proyecto se les proveen los kits para etiquetar dorados a los pescadores. Para ello, Wessley Merten ha visitado torneos de pesca y grupos de pescadores y les ha entregado el equipo para marcar los peces. Estos kits incluyen las tarjetas para la recopilación de datos y las cintas para etiquetar los peces. El Programa Sea Grant de la Universidad de Puerto Rico ha subvencionado las etiquetas (tags) para marcar los dorados. Para un repaso de los procedimientos que conlleva etiquetar el pez, puede acceder a http://www.youtube.com/watch?v=S6eENOdZJkA&feature=youtu.be y ver un vídeo preparado por Wessley Merten, investigador del proyecto aquí reseñado.

Después que los peces han sido etiquetados, se espera que en algún momento otro pescador recapture el pez. El pescador que recaptura el dorado debe reportarlo al número o email de contacto que aparece en la etiqueta. De esta forma, se puede registrar de qué punto hasta qué punto se trasladó el pez. Esta información es de suma relevancia porque contribuye a identificar los hábitats de esta especie, cómo se comporta y cómo se mueve. Esto, a su vez, ayuda a determinar qué acciones se pueden tomar para la conservación de esta especie y de sus hábitats. Los esfuerzos de estudio y conservación del pez dorado, además, requieren la cooperación de muchos países. Dado a su comportamiento migratorio, esta especie recorre muchas jurisdicciones.

Pez dorado que estuvo siendo monitoreado durante 30 días. El pez recorrió una distancia de 520 millas desde Bahamas hasta San Juan. (fotos suministradas por Sea Grant)

Pez dorado que estuvo siendo monitoreado durante 30 días. El pez recorrió una distancia de 520 millas desde Bahamas hasta San Juan. (fotos suministradas por Sea Grant)

“Dada la naturaleza migratoria de las especies pelágicas, la participación de los pescadores de otros países es crítica para el éxito del programa. Actualmente el programa ha identificado pescadores que han reportado y liberado dorados en diez países diferentes localizados en distintas partes de la región del noroeste del Atlántico. La clave para descifrar lo que existe detrás de sus movimientos es establecer programas de etiquetaje específicos en las diferentes áreas con el fin de asegurar que un porciento anual de peces dorado que atraviesan estas regiones sea etiquetado y que también exista la posibilidad de que sean recapturados. De esta forma, la información obtenida de las capturas podría ser utilizada por la comunidad científica para evaluar los abastos de peces, analizar el crecimiento de estos y conocer las probabilidades de que los peces se muevan entre unas regiones y otras”, sostuvo Merten.

Reconociendo el valor de la información recopilada mediante este sistema de etiquetaje y liberación, Manuel Botello, pescador recreacional, se unió a este proyecto en el año 2008 cuando leyó el anuncio de la iniciativa dirigida por Don Hammond. Desde entonces, él y un grupo de amigos y pescadores recreacionales, entre los que figuran Alexis Alfalla, Irvin Báez, Mario Lugo, Ernie Martínez y Fred Voltaggio—todos integrantes del Missing Angel Fishing Team—han marcado y liberado alrededor de 400 dorados.

“Vamos a devolver algo, a cooperar con la ciencia, el manejo y la conservación del recurso para las futuras generaciones. Los recursos no son infinitos”, expresó Botello acerca de las razones por las cuales se involucró en el proyecto.

De los peces marcados y liberados por el equipo de Botello, se han recapturado diez en aguas de Puerto Rico, República Dominicana, al noreste de Cuba y el este de Carolina del Sur. Esto muestra las grandes distancias que puede recorrer un pez dorado. También Botello ha ayudado en la instalación de las etiquetas satelitales en tres de los peces marcados con este tipo de etiqueta. Las etiquetas satelitales permiten conocer datos tales como intensidad de la luz, presión, temperatura y localización geográfica, y ayudan a conocer los movimientos de esta especie en la columna de agua.

Wessley Merten liberando un dorado

Wessley Merten liberando un dorado

Existen varias maneras en las cuales los pescadores pueden colaborar con este proyecto. Una de ellas es participar en las competencias de captura y liberación de dorados. Debido a que estos peces recorren grandes distancias, la participación de los pescadores recreativos y comerciales de distintos lugares es clave en los estudios sobre esta especie. Mientras más pescadores participen, más dorados estarán etiquetados. Esto se traduce, además, en información más precisa sobre los lugares y las distancias que estos peces recorren. Los torneos son una manera de incentivar la valiosa participación de los pescadores en los estudios científicos. A continuación, presentamos los anuncios de los torneos y los premios.

Los mejores botes en el trópico

Los pescadores de las islas del Caribe y las Bahamas podrán competir por premios a partir de hoy hasta el 31 de diciembre de 2013. Cada pescador debe pescar, etiquetar y liberar un mínimo de 20 peces dorado para cualificar en la competencia. Los peces capturados y liberados para esta competencia también pueden ser contados para el Puerto Rico Tag-a-Phin Contest (véase abajo la información de este torneo). Habrá premios para el primer y el segundo lugar:

Primer lugar – Una caña de pescar Star de 6 pies, incluye un carrete Shimano TLD-30.

Segundo lugar – Paquete de regalo de Costa del Mar

Nota: Si un solo bote participa, se llevará un solo premio, no todos los premios.

Puerto Rico Tag-a-Phin Contest

Como parte del proyecto, también se estará celebrando el Puerto Rico Tag-a-Phin Contest, una competencia especial para marcar y liberar dorados en Puerto Rico. La misma comenzará el 1 de septiembre y se extenderá hasta el 31 de mayo de 2014. Habrá premios para los primeros tres lugares y para tres menciones honoríficas:

Primer lugar – Cámara GoPro Hero 2 con monturas y accesorios valorados en $400.00

Segundo lugar – Gafas Costa del Mar, valoradas en $300.00.

Tercer lugar – Reloj Nixon Tide, valorado en $150.00.

Se invita a todos los pescadores en Puerto Rico a participar de la misma.

Menciones honoríficas – FCS “Indo Rashie” wetsuit, valorado en $50.00 cada uno.

Para cualificar para los premios, cada pescador debe marcar, liberar y reportar un mínimo de 20 dorados entre el 1 de septiembre de 2013 y el 31 de mayo de 2014. Las personas interesadas en participar en una o ambas competencias deben inscribirse y solicitar un kit para marcar y liberar dorados.

Para inscribirse y solicitar el kit, deben escribir un correo electrónico al señor Wessley Merten a la siguiente dirección: [email protected]. Su participación en el torneo será un aportación para la ciencia.

Si desea obtener más información sobre el proyecto descrito en este artículo, puede acceder a http://www.dolphintaggingpr.com/.

La autora es Coordinadora de Comunicaciones del Programa Sea Grant UPR. Agradece la información provista por el estudiante graduado Wessley Merten y el pescador Manuel Botello. Asimismo, agradece los comentarios hechos por el señor Ruperto Chaparro Serrano, director del Programa Sea Grant de la Universidad de Puerto Rico.