Por José Luis Alsina
La mayoría de la basura de Ocean Park, en zafacones o sobre la playa, son latas y botellas. Este dato no sorprende a nadie. Lo que sí ignoran la mayoría de los puertorriqueños es que existe una legislación llamada “Bottle bill” o “depósito por envase”, que tiene el potencial de reciclar hasta el 83% de estos envases y de reducir hasta el 46% la basura de nuestros cuerpos de agua, parques y calles.
El “Bottle bill” ha sido implantado en 11 estados, incluyendo a Hawaii, ya que este archipiélago al igual que Puerto Rico, tiene que lidiar con su limitada extensión territorial, lejanía, además de mantener una excelente imagen ante su industria turística. Los bañistas de Hawaii tienen el aliciente de recibir de vuelta los cinco centavos que pagaron por cada botella o lata, así que ellos mismos las devuelven. Las botellas y latas no devueltas por los bañistas, serán rápidamente recogidas por algún transeúnte, quien reclamara el depósito pagado por los primeros.
Esta ley tan efectiva para resolver una buena parte de nuestros desperdicios sólidos, ha sido presentada en la legislatura puertorriqueña en seis ocasiones desde 1991, siendo el año 2000 cuando se presentó y se derrotó por última vez. En lugar de tragarnos un incinerador como única alternativa para el manejo de nuestra basura, deberíamos exigir a nuestro gobierno que se implanten soluciones sabias y convenientes. Leyes como ésta, salvarían muchos materiales, desviándolos de nuestros vertederos, creando empleos adicionales, aumentando las exportaciones, ayudando a nuestra industria turística y fomentando un buen lugar donde convivir.
El autor es director Conservación del Sierra Club de Puerto Rico.