Los niños de los trabajadores agrícolas hispanos están en constante exposición a los pesticidas a través del aire, el contacto físico con sus padres y el agua. (foto suministrada por el Sierra Club)

Por Javier Sierra

¿Qué hizo falta para que 292 miembros abrumadamente republicanos de la Cámara de Representantes aprobaran el infame Proyecto de Ley HR 872?

Veamos. La iniciativa, o más bien el atropello legislativo, impediría que la Agencia de Protección Medioambiental (EPA) regule los vertidos de pesticidas a los ríos, arroyos y lagos del país. Y para echar más sal a la herida, lo llamaron «Ley para Reducir las Cargas Normativas».

Este atropello impondría un castigo aún más severo a los trabajadores agrícolas, de los cuales el 88% es hispano, es decir 2.5 millones de personas. Esta comunidad tan vulnerable ya de por sí sufre un bombardeo diario de algunas de las sustancias más tóxicas conocidas por el ser humano.

Los efectos de la exposición a los pesticidas son devastadores, concretamente por causar una aterradora variedad de cánceres. Según la American Cancer Society, las trabajadoras agrícolas tienen un 300% más probabilidades de contraer cáncer de seno que el resto de las mujeres del país.

Pero los que más sufren los efectos de los pesticidas son los niños de estos trabajadores, quienes padecen una desproporcionada incidencia de cánceres como leucemia, linfomas, neuroblastomas y tumores cerebrales. Además, estos venenos se han relacionado con defectos genéticos y malformaciones cerebrales que fomentan las dificultades de aprendizaje y el retraso mental.

Estos niños están en constante exposición a los pesticidas a través del aire, el contacto físico con sus padres y el agua.

El Registro Geológico Federal muestra que hay pesticidas en el 92% de las vías fluviales cercanas a las áreas agrícolas y en el 38% de los pozos de agua potable del país. Otro estudio del Registro develó que el 96% de todo el pescado analizado en las principales vías fluviales contenía al menos un pesticida.

Esos 292 supuestos representantes del pueblo han demostrado una profunda ignorancia sobre las realidades de la comunidad hispana o unos niveles de crueldad difíciles de comprender o quizá ambos.

Pero esta ofensiva de la Cámara de Representantes republicana «para reducir las cargas normativas» no es nueva. Y sus víctimas propiciatorias seguimos siendo los hispanos.

Obligada por una orden judicial, la EPA finalmente ha propuesto nuevas reglas que eliminarían el 91% de las emisiones de mercurio, arsénico, plomo, dioxinas y otros venenos. Estas emisiones proceden de las plantas energéticas de combustión de carbón y se han relacionado con el cáncer, enfermedades cardiacas, defectos de nacimiento, asma y muerte prematura.

Según un estudio del Center for American Progress, el 66% de los hispanos -25.6 millones de personas- vivimos en las áreas del país que no cumplen con los estándares federales de aire limpio. Nosotros tenemos un 300% más probabilidades de morir de asma que la población anglosajona, y nuestros niños un 60% más de tener ataques de asma.

Aún así la mayoría republicana de la Cámara está empeñada en arrebatar el poder regulador de la EPA alegando que la modernización de estas plantas de carbón causará una supuesta pérdida de empleos y el encarecimiento de la energía eléctrica.

Las nuevas reglas aumentarían la cuenta de la electricidad un promedio de $3 a $4 al mes. Pero lo que no mencionan estos supuestos representantes es que, según la EPA, cada año estas reglas evitarán 17,000 muertes prematuras, 120,000 ataques de asma y la pérdida de 850,000 días laborables debido a enfermedad. En total, anualmente el país se ahorraría $100,000 millones al año.

Pongamos el mercurio como ejemplo. Este veneno lo emiten estas plantas y la lluvia lo vierte a ríos, arroyos y lagos, donde se convierte en su versión más tóxica, el metilmercurio. Los peces a su vez lo ingieren y los seres humanos al comer pescado.

Actualmente hay advertencias de pescado contaminado con mercurio y otros venenos en 50 estados. Según un estudio del Sierra Club, un tercio de los hispanos pesca al menos de vez en cuando, y de ellos, el 76% consume lo que pesca. Es decir, se exponen sin saberlo al envenenamiento de mercurio porque las advertencias de pescado contaminado o no existen o están sólo en inglés.

El mercurio es especialmente peligroso para los niños y el feto, ya que tiende a acumularse en el cordón umbilical de la madre. Hasta el 16% de las mujeres en edad fértil tienen peligrosos niveles de mercurio en la sangre, y cada año al menos 300,000 bebés nacen con niveles riesgosos.

Entonces, ¿qué hace falta para legislar de esta manera tan cruel? Un corazón de piedra.

Javier Sierra es columnista del Sierra Club. Sígale en Twitter @javier_sc.