Por Marielisa Ortiz Berríos
Ricardo y Laura Rodríguez son padre e hija. Ambos comparten su interés por la ciencia y la observación de las aves. Gracias al proyecto Ciudadano Científico: Explorando la vida del Río Grande de Manatí, auspiciado por la Fundación Nacional de las Ciencias (NSF, por sus siglas en inglés) y Para La Naturaleza (PLN), tuvieron la oportunidad de colaborar como voluntarios en una investigación sobre los alados y los bosques, en el área natural protegida de Escalera, en el municipio de Florida.
Las experiencias de Ricardo y Laura reafirman que las diferentes actividades de inmersión en la naturaleza que brinda la organización PLN, unidad del Fideicomiso de Conservación de Puerto Rico, ofrece a las familias la oportunidad de reconectarse con su entorno y establecer nuevos lazos de afinidad entre ellos y con las especies que en él habitan. Este ha sido el caso de esta familia, que a través de los diferentes campamentos y recorridos, comenzó a establecer una relación periódica con PLN.
Luego de un tiempo siendo voluntarios en diferentes actividades de PLN, padre e hija pasan a ser ciudadanos científicos comunitarios (medulares), gracias al interés que demostraron y la labor realizada. En un principio, tanto Ricardo como sus hijas visitaron las cuevas entre Florida y Ciales, los humedales en la Reserva Natural Hacienda La Esperanza y conocieron el Río Grande de Manatí, además de participar de eventos de observación de aves. En estos últimos es que deciden ser voluntarios oficialmente, para luego formar parte de un estudio formal que duró dos años, liderado por el científico experto en aves, José Salguero Faría.
Ricardo es químico de profesión, por lo que ya tenía conocimiento básico de ciencia antes de comenzar a trabajar en proyectos de Ciudadano Científico; no obstante, la labor como voluntario, y ahora como medular, le ha brindado mayores conocimientos acerca del método científico, investigación, herramientas y equipo necesario para trabajar. “Sí tengo un conocimiento básico de ciencia porque esa fue mi área de estudio, pero no en el área de biología y ornitología”, destacó, al añadir que la experiencia le ha servido para conocer mejor el comportamiento de las aves, la época de apareamiento, sus nombres, su canto y su forma de interactuar. Además, aprendió a conocer las especies migratorias. Todo este conocimiento y documentación sobre los pájaros, fue complementado con fotografías que eran tomadas en horas de la mañana, de 7 a 11, el mejor momento para observarlos, debido a que a esa hora buscan su alimento.
“El propósito del proyecto era observar las aves que había durante todo el año y complementado con la vegetación, ver cómo se comportaban”, explicó Rodríguez, padre. “Aprendimos muchas cosas que no sabíamos, que por la mañana salen más, cogen unos descansos durante el día, el tiempo de anidaje y reproducción”.
Ricardo también describió el hábitat de las cuevas del río Encantado, cuerpo de agua subterráneo entre Florida y Manatí, como “impresionante”. En esta zona hicieron gran parte de los recorridos del proyecto medular.
El grupo que participó de este trabajo de investigación, junto al científico Salguero, tuvo la oportunidad de presentar un afiche de su proyecto el pasado mes de julio, en una conferencia sobre ornitología, en Kingston, Jamaica. “Los conferenciantes y visitantes vinieron de todo el Caribe, incluyendo los Estados Unidos, doctores, estudiantes de doctorado y maestría de diferentes universidades, incluyendo el Fideicomiso de Conservación”, relató Ricardo.
“Tuvimos la oportunidad de visitar un jardín llamado Hope Garden, donde avistamos diferentes especies de aves de Jamaica, endémicas y no endémicas. También pudimos visitar las montañas de Jamaica Blue, donde nos encontramos con diferentes tipos de aves como el cuervo de Jamaica, el red-billed streamertail, vervain hummingbird y el european starling, entre otros”, detalló. “Excelente, tremenda experiencia, me encantó”.
La experiencia de Laura
Laura, de 16 años, contó que se interesó por la observación de aves y su estudio, luego que comenzó a acompañar a su papá, quien es aficionado de la fotografía. Contó que le gustó mucho la experiencia, pues empezó a conocer pájaros que nunca había visto en la ciudad. “Y eso me llamó mucho la atención”, dijo, al añadir que también han visitado otros lugares naturales como Punta Guaniquilla en Cabo Rojo, las Cabezas de San Juan en Fajardo y la Hacienda Buena Vista en Ponce.
Gracias a estas visitas de campo observando aves y trabajando con el proceso científico, la joven ha mostrado interés en la microbiología, por lo que con mucha probabilidad se enfoque en dicha carrera en un futuro, y en el estudio de la medicina. Expresó además que aunque había conocido sobre el método científico en la escuela, nunca lo había puesto en práctica. “Ahí es ponerlo en práctica todo el tiempo. La práctica hace la perfección”, mencionó.
Algunas de las aves que Ricardo y Laura han tenido la oportunidad de avistar son: pájaro bobo mayor, san pedrito, pájaro bobo menor, bobito, comeñame, carpintero, reinita mariposera, reina mora, reinita común, guaraguao y zorzal pardo, entre otros. También escucharon múcaros.
Laura destacó que luego de finalizar formalmente el proyecto de investigación, le interesa continuar realizando actividades de observación de aves e integrarlas con la educación, para que otras personas conozcan la importancia de su protección y conservación.
Este artículo fue publicado originalmente en la página oficial del programa Ciudadano Científico, de Para La Naturaleza.