Por Lurana McClure y Gabriela Carrasquillo
El siguiente reportaje ganó el primer lugar en la categoría de artículos en la competencia local del programa Reporteros Jóvenes por el Medio Ambiente (YRE, por sus siglas en inglés), administrado por la Organización Pro Ambiente Sustentable (OPAS).
Existe una quebrada en el medio de la ciudad, pero no tiene una vista agradable. Contaminación, falta de mantenimiento y mala planificación urbana han convertido a la quebrada Mongil en una especie de vertedero, con inundaciones y erosión forjando un camino hacia el deterioro que ya está causando un impacto negativo en los residentes, negocios y el medio ambiente.
La quebrada Mongil, que corre por la parte posterior de la Oficina de Ética Gubernamental (OEG), en San Juan, está situada en la Calle Ganges, urbanización El Paraíso, y desemboca en el Río Piedras. La Calle Ganges es una calle comúnmente transitada, que une un área comercial e industrial de alta población con las comunidades residenciales. Toda esta construcción se llevó a cabo alrededor de la quebrada, pero aparentemente sin un plan para protegerla.
Se contactó a David J. Carrasquillo, planificador de la oficina de Planificación y Orientación Territorial del Municipio Autónomo de San Juan. Según Carrasquillo, durante el periodo de desarrollo de las comunidades cercanas hubo un proyecto para canalizar y drenar la quebrada. Esto resultó en inundaciones y altas escorrentías que afectaron las bases de los edificios que lo rodean.
Los residentes de la comunidad El Paraíso recuerdan la falta de planificación lógica al construirse las casas: “Para hacer esta urbanización, rompieron para sacar más solares e hicieron taludes. Las casas más altas están en un talud, y las casas más bajas son las que están en el borde del barranco donde más abajo está la quebrada, y son las que se afectan por la misma. En la bajada de la calle Borges, una vez una de esas casas de hundió porque la quebrada le pasaba por debajo, la carretera se hundió, se hizo un hoyo y taparon la mitad de la calle.”
La falta de mantenimiento es lo que permite que ramas muertas y escombros caigan en la quebrada, aumentando los niveles de sedimentación. El sedimento, junto con la basura acumulada en el agua, llena los tubos soterrados de la quebrada que corren bajo la comunidad vecina y su puente, causando que se interrumpa el flujo de agua. Aún sin sedimentos, los tubos no son lo suficientemente grandes para la cantidad de agua en la quebrada, y esto causa inundaciones. Estas inundaciones afectan el flujo del tránsito en el área, al igual que los estacionamientos de edificaciones cercanas, causando deterioro en la superficie de las calles.
“Cuando la quebrada se desborda, las inundaciones llegan hasta nuestro estacionamiento y a los edificios cercanos”, mencionó Eva Francoulón, empleada de la Oficina de Ética Gubernamental. “Se hace imposible atravesar la calle y el tráfico es horrible”.
Por su parte, Paula Guzmán González, graduada de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Ciencias Médicas, comentó que hay indicadores en la quebrada que dicen que el agua está contaminada, tales como espuma cuando hay altas escorrentías, basura durante el trayecto y una gran cantidad de sedimentos por los escombros, constando estos principalmente de árboles caídos. En el meandro, las correntías chocan contra las paredes de tierra que sostienen las casas construidas en la parte superior del terreno. La basura se estanca en una pequeña represa ubicada antes del puente en la Calle Ganges, la cual tenía el propósito de regular el flujo del agua cuando hubiese grandes cantidades de precipitación.
Geovanny del Valle es dueño de Artefacto, una agencia de mercadeo localizada cerca del puente en la Calle Ganges. “La única vivienda del área está situada justo al lado de la quebrada y está abandonada. Al otro lado de la calle hay un proyecto de construcción incompleto, el cual fue cancelado debido a problemas de «permisología”, dijo Del Valle. “Como esas propiedades están abandonadas, la gente se toma el atrevimiento de usar estos espacios como vertederos clandestinos, y cuando llueve la basura termina en la quebrada”.
La Junta de Calidad Ambiental (JCA) y la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en ingles) clasifican las aguas del Río Piedras como altamente contaminadas, debido a que los recuentos de bacterias fecales encontradas están sobre los objetivos de calidad de agua en Puerto Rico.
Ante tal situación se han realizado querellas en el municipio y se han solicitado recursos para solucionar este problema. Entre los ciudadanos comprometidos con esta situación se encuentran empleados de la Oficina de Ética Gubernamental (OEG), quienes solicitaron proyectos de mitigación en el área, tales como la reconstrucción de alrededores de la quebrada para evitar la erosión. Entre las querellas que han sometido al municipio de San Juan, la última fue realizada el 20 de mayo de 2014.
Según Eva Francoulon, quien se ha encargado de esta problemática en la OEG, el Municipio se comprometió en hacer el mantenimiento de las áreas que rodean la quebrada, pero no han observado cambios positivos. En el mes de agosto de 2015 algunos miembros de la OEG tuvieron una reunión con el Municipio de San Juan, particularmente con la Oficina de Planificación y Ordenación Territorial del Departamento de Planificación Urbana, Ambiente y Permisos, para que la incluyeran en su programa de Manejo de Quebradas del Río Piedras. Aún no han recibido respuesta.
Paula Guzmán González, junto con la Oficina de Ética Gubernamental de Puerto Rico, creó un Plan de Manejo de la Quebrada Mongil. Este propone una serie de reuniones para determinar las metas y objetivos de mejoras a las áreas de la quebrada, identificar las posibles fuentes de contaminación y preparar un informe de los hallazgos que incluye recomendaciones del proyecto.
El Cuerpo de Ingenieros está a cargo de todos los permisos de construcción para los cuerpos de agua en Puerto Rico. Cuando se habló con la agencia en diciembre del 2015, explicaron que en 2008 aprobaron el proyecto de canalización de la quebrada Mongil, presentado en ese entonces como un proyecto para la mejora de las carreteras PR-121 y PR-176, ya que consideraban que su impacto ambiental sería insignificante.
Posibles soluciones
Una posible solución sería aplicar la Ley de Aguas Limpias (originalmente Ley de Control de Contaminación del Agua de 1948) que autoriza a la EPA a establecer límites del nivel de contaminantes en los abastos de agua del país. Además, la EPA creó un Plan de Manejo de Aguas de Escorrentías con fin de reducir la cantidad de contaminantes transportados por las aguas de escorrentías. Anteriormente la EPA ha multado a municipios por el mal manejo de escorrentías. Estos municipios se ven obligados a cumplir con las leyes federales de aguas limpias para prevenir descargas dañinas desde sus sistemas de alcantarillado. Esto se debe aplicar al pueblo de San Juan por las condiciones de contaminación en cuerpos de agua como la quebrada Mongil.
Se puede ver la importancia y las consecuencias y efectos de no atender problemáticas que afectan a esta comunidad, pues situaciones como esta han sucedido anteriormente en muchos cuerpos de agua, tales como el Caño Martín Peña en San Juan. Este está rodeado por ocho comunidades que están siendo afectadas por el desecho de desperdicios sólidos, que causa a su vez inundaciones en las viviendas. Las comunidades aledañas y las organizaciones de base comunitaria se organizaron para la rehabilitación ambiental y urbana del área, esfuerzo que fue reconocido internacionalmente a través del Premio Mundial de Hábitat de la Organización de las Naciones Unidas.
En otro ejemplo relacionado, el pasado 18 de mayo de 2015 en el Museo de Vida Silvestre se presentó la ingeniera Laura Henson, del condado de Salt Lake en Utah, quien habló sobre la Iniciativa de Vías de Recreo del Río Jordán, UT. Ella presentó soluciones tales como: proyectos de mitigación y canalización que se llevaron a cabo en el cuerpo de agua para evitar inundaciones, la limpieza de espacios boscosos que rodean el río y limpieza de desagües cercanos que acumulan la basura que fluye por el río. Además destacó la habilitación de espacios recreativos y concienciación de la comunidad para mantener el río en un estado óptimo para beneficio de todos.
Como se recomienda en el Plan de Manejo de la Quebrada Mongil, si las comunidades cercanas a esta quebrada se unifican contra la problemática, podrían crear un programa similar para mejorar la situación actual. La intervención y compromiso de las comunidades es necesaria para restablecer la calidad y salud de los cuerpos de agua.
Las autoras son estudiantes de la Secundaria Montessori de Puerto Rico.