Por Maribel Ramírez Toledo 

En 1838 el científico Alexander Bermont Bequerel experimentó con una pila electrolítica con electrodos de platino y comprobó que la corriente subía en uno de los electrodos cuando este se exponía al sol. Le siguió en 1873 Willoughby Smith descubriendo el efecto fotovoltaico en sólidos, en este caso sobre el selenio. Luego, en 1877, el inglés William Grylls Adams, profesor de Filosofía Natural en la King College de Londres, junto con su alumno Richard Evans Day, crearon la primera célula fotovoltaica de selenio.

No fue hasta 1953 cuando Gerald Pearson de Bell Laboratories, mientras experimentaba con las aplicaciones en la electrónica del silicio, fabricó casi accidentalmente una célula fotovoltaica que resultaba mucho más eficiente que cualquiera hecha de selenio. A partir de este descubrimiento, otros dos científicos también de Bell, Daryl Chaplin y Calvin Fuller, perfeccionaron este invento y produjeron células solares de silicio capaces de proporcionar suficiente energía eléctrica como para que pudiesen obtener aplicaciones prácticas de ellas. De esta manera comenzó la carrera de las placas fotovoltaicas como proveedoras de energía solar y su cruzada de la energía del sol.

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Por décadas las empresas controladoras de los combustibles fósiles han mantenido esfuerzos para evitar la implementación de las energías renovables como la solar y el viento. (fotos suministradas)

Otros científicos crearon otros medios de energía alterna tratando de buscar la manera menos costosa de producir energía. Son muchos los retos en el camino en el que se encontraron estos científicos con presupuesto limitado y prácticamente sin apoyo lograron hacer grandes descubrimientos. Albert Einstein manifestó en una ocasión que la energía del sol era una fuente inagotable de energía y que el mundo no esperara a que se agotaran los recursos no renovables para agarrar esta gran energía.

Por décadas las empresas controladoras de los combustibles fósiles han mantenido esfuerzos para evitar la implementación de las energías renovables como la solar y el viento. Las utilidades dependientes del petróleo o gas imponen limitaciones, controles, atrasan procesos, ignoran reglamentos y cabildean en contra de las energías renovables. Aun así, la energía solar eléctrica ha avanzado significativamente en todo el mundo, alcanzado algunos países más del 60% de su necesidades eléctricas con energías renovables. Muchos fueron los retos de Al Gore cuando surgió su movimiento de cambio climático; nadie le tomaba en serio hasta que empezaron a surgir los cambios predichos en el planeta Tierra frente a todos.

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El nuevo ente regulador de la AEE, la Comisión de Energía de Puerto Rico, es una luz al final del túnel, que combinada a los nuevos modelos de financiamiento, proveen a las familias la oportunidad de implementar energía renovable en sus hogares.

Puerto Rico ha crecido en aplicaciones solares pero aún para muchos la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) sigue siendo parte de entorpecer las cruzadas de las energías solares fotovoltaicas en Puerto Rico. Hay un incremento significativo en limitar, atrasar y cancelar casos de interconexión de sistemas solares por medición neta. Sin embargo, hay luz al final del túnel y el nuevo ente regulador de energía, la Comisión de Energía de Puerto Rico, ya emitió la orden CEPR MI 2014-0001 y desarrolló las guías mandatorias de la implementación del proceso de interconexión de sistemas solares por medición neta y ordenó a la AEE, entre otros, la implementación de un sistema expedito para 10 KW o menos. Es una excelente noticia que combinada a los nuevos modelos de financiamiento de sistemas solares, nos proveen a los que poseemos una conciencia ambiental, la oportunidad de ver el sueño de implementar energía renovable en nuestros hogares.

La autora es vice-presidenta de Máximo Solar Industries